No quisiste mirarla,
¿Cómo soportar una mirada de nácar?
Te bastó oírla,
y te faltó escuchar el temblor de sus palabras.
Te faltó la expresión de su rostro, triste, resignado, sereno.
Te faltó el rubor de sus mejillas, y el ocaso de sus ojos oscuros.
Quiso decirte adiós con la cabeza bien alta,
Como el general que con honor, acepta que ha perdido la batalla,
Y a los cuatro vientos grita que ha alcanzado la categoría de vencido
Y que por lo tanto no es un cobarde.
Podías haber tenido botín,
Sólo tenías que ir con la cara descubierta
Pero no lo hiciste,
Y ahora, ¿cómo recuperar una amiga?
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